La buena salud, condición necesaria para la nueva situación post Covid-19

19/06/2020
buena salud post covid Foto: National Cancer Institute en Unsplash

La crisis del coronavirus por su tremenda incidencia en la salud de la población y las consecuencias económicas derivada de las misma ha permitido que lo que ya era evidente desde hace años para muchos observadores del sector sanitario, que la buena salud es un activo social y económico prioritario, se visualice ahora por los ciudadanos y los responsables políticos. Esto abre una oportunidad histórica post Covid-19 para implantar las medidas ampliamente reclamadas para que el sector sanitario sea más equitativo y eficiente, no sólo antes potenciales futuras crisis, sino para la atención habitual de los ciudadanos y los pacientes (1).

¿Hemos aprendido algo de la pandemia del Covid-19?

De esta crisis sanitaria y económica, posiblemente la mayor que ha padecido nuestro mundo, con una muy especial incidencia en Europa y España, podemos reconocer aspectos negativos, pero también algunos positivos, que deberíamos utilizar para planificar nuestro futuro post Covid-19.

Desde el punto de vista negativo como una debilidad, objetivamos la escasa preparación que teníamos todos, como país y particularmente como sistema sanitario para afrontar esta crisis con éxito. Cuando me refiero a “todos”, hay que mencionar a los principales actores responsables del mismo: políticos, gestores, profesionales de la sanidad y ciudadanía.

Desde un punto de vista positivo como fortaleza, debemos recordar la extraordinaria flexibilidad de nuestro sistema sanitario para ir adaptándolo a niveles meso y micro a las nuevas circunstancias. Una flexibilidad que ha permitido superar la rigidez del mismo en la contratación de los profesionales, la gestión de las compras, la integración de los equipos y la gran dedicación de los profesionales de todos los niveles, en muchas ocasiones en condiciones precarias de protección individual y colectiva. Ha sido espectacular, probablemente por primera vez a nivel mundial, la convergencia de más de 120 grupos de científicos en la búsqueda de la vacuna y la incorporación de nuevos remedios terapéuticos para paliar los efectos clínicos de los pacientes contagiados (2)

Creo que un efecto colateral muy positivo para el sistema sanitario ha sido visualizar al mismo como un activo, ya que por primera vez la economía de nuestro país está dependiendo y dependerá de la capacidad del sistema sanitario para contener la pandemia, lo que sin duda facilitará la priorización para mejorar el mismo y prepararlo adecuadamente ante futuras eventualidades. (1)

¿Seremos capaces de priorizar e implementar las medidas necesarias para afrontar el futuro eficientemente?

Aunque comentaremos las propuestas que estimamos deberían tomarse a medio y largo plazo para adecuar nuestro sistema sanitario tras esta crisis, es importante tomar algunas medidas a corto plazo durante los meses que todavía faltan hasta tener disponibles las vacunas, en prevención de posibles reactivaciones de la epidemia de Covid-19.

De forma inmediata se debería tener un Plan de Contingencia consensuado que permita que la atención primaria pueda asumir el protagonismo, cómo primer escalón del control y atención de los ciudadanos afectados por el Covid-19, para lo cual deberíamos de dotarla de los recursos humanos y materiales necesarios para que puedan desempeñar esta función con calidad y eficiencia. Es imprescindible mejorar el prestigio y formación de los profesionales de medicina de familia y enfermería, liberándolos de las tareas administrativas que no añadan valor a su trabajo y permitiéndoles una mayor capacidad resolutiva. Es imprescindible una mayor integración de la Atención Primaria tanto con sus hospitales de referencia, como la ciudadanía atendida en el entorno socio sanitario: residencias, pisos tutelados…. Este plan de contingencia debería contemplar la evacuación parcial de las residencias de mayores, principal foco de infección y mortalidad en la pandemia, en caso de volver a producirse.

Deberíamos orientar nuestros esfuerzos a atender la salud, no sólo curar las enfermedades de nuestras y nuestros ciudadanos, centrando en ello los objetivos del sistema sanitario. Esto implica una mayor dedicación a la prevención, potenciar la atención primaria y la integración que requiere el modelo biopsicosocial que proponemos.

Creo que esta pandemia ha podido ser la gota que ha colmado el vaso para llevar a cabo toda una serie de medidas a medio y largo plazo, que aunque ya solicitadas hace años, no han podido ser puestas en marcha por falta de convergencia entre los partidos políticos. Un hecho causado por no priorizar la atención a la salud como un problema de Estado, excluyéndolo de sus rivalidades en cada legislatura.

Una mayor dedicación a la atención y la prevención

A nivel macro deberíamos orientar nuestros esfuerzos a atender la salud, no sólo curar las enfermedades de nuestras y nuestros ciudadanos, centrando en ello los objetivos del sistema sanitario. Esto implica una mayor dedicación a la prevención, potenciar la atención primaria y la integración que requiere el modelo biopsicosocial que proponemos. Estos cambios requieren un mayor protagonismo de un Ministerio de Salud, no de Sanidad, para poder fijar criterios nacionales entre las Comunidades Autónomas (CCAA). Y al mismo tiempo fijar la integración de la información dimanada de las mismas como responsables de la gestión de la salud, única forma de planificar adecuadamente un modelo integrado de niveles de atención y una cartera de servicios basada en la medicina y la gestión basadas en la evidencia y compatible con la sostenibilidad del sistema.

En este nivel macro se debería resolver el papel de la iniciativa privada en el Sistema Nacional de Salud, así como la relación contractual de los profesionales de la sanidad pública, para lograr la necesaria equidad y flexibilidad de su función. No parece que el actual status casi funcionarial del personal estatutario sea la mejor situación para estimular a aquellos que trabajan con mayor eficiencia y aportan un mayor valor añadido a las organizaciones públicas de atención a la salud. (3)

Actuaciones concretas en el sistema sanitario

El sistema hospitalario

A nivel meso, creemos que se debería modificar nuestro actual sistema hospitalario céntrico, para establecer el sistema en la atención primaria de la salud, que tiene una mayor capacidad resolutiva, para lo cual habrá que dotarla de más inversiones y profesionales mejor formados. En este modelo es fundamental su integración con los hospitales de referencia y con las organizaciones de atención socio sanitarias.

Dada la tipología de pacientes que actualmente ingresan en nuestros hospitales y la experiencia en esta crisis, creemos que los hospitales deben graduarse y organizarse internamente de otra forma. La distribución de las áreas hospitalarias debería ser en función de la intensidad de los cuidados que requieran los pacientes y no por especialidades médicas. Creemos que la distribución por intensidad de cuidados es más adecuada a la tipología de pacientes mayores y pluripatológicos que actualmente llegan mayoritariamente a nuestros hospitales. Una de estas áreas debería estar preparada para atender a los pacientes con necesidad de aislamiento, en prevención de futuras epidemias, tal como ocurre actualmente con las áreas de trasplantes (4)

sistema sanitario post covid
Foto: Hush Naidoo en Unsplash

En un sistema de hospitales integrados, deberían existir los hospitales de referencia para atender a pacientes de alta complejidad, con una mayor proporción de camas para pacientes críticos y menor proporción de camas convencionales. Las y los pacientes con patologías menos complejas deberían ser atendidos en otros hospitales distribuidos geográficamente lo más cerca posible de su entorno. Las nuevas tecnologías, adecuadamente incorporadas, deberían permitir la atención a los pacientes de forma ambulatoria y domiciliaria, lo que debería redundar en un mayor protagonismo de la atención primaria. (5)

El importante papel de la atención sociosanitaria

La atención sociosanitaria recoge un amplísimo abanico de ciudadanos y pacientes. Un adecuado diseño de las organizaciones que les atiendan no sólo descargaría las innecesarias estancias hospitalarias de los mismos, una vez resuelto su episodio agudo, sino que permitiría tratar a los mismos con una mayor eficiencia, entendiendo la misma como la mayor calidad de atención al menor coste social y económico posible.

La atención sociosanitaria debe formar parte integral de la atención a la salud de forma que sitúe al ciudadano y no solo al paciente, en la posición más eficiente para su atención integral en un modelo biopsicosocial. Esta integración y la distribución más equitativa de los presupuestos creemos sería más adecuada si todas las organizaciones públicas de cada área de salud, primaria, especializada y socio sanitaria, dependieran de una sola dirección, con una visión global de sus necesidades.

Cómo ya hemos comentado en otras ocasiones (6) deberíamos especificar adecuadamente la tipología de ciudadanos que deberían ser atendidos en las residencias de mayores en el amplio abanico de organizaciones sociosanitarias, sin exigirles prestaciones que por su estructura y dotaciones de profesionales no pueden cumplir, como ha ocurrido durante esta crisis.

Una nueva era de las residencias de mayores

Las residencias de mayores deberían ser organizaciones diseñadas para atender personas que necesitan ayuda para mantener adecuadamente las actividades básicas de su vida diaria. Sus residentes son generalmente personas mayores, con pluripatologías y polimedicados, frágiles, lo que requiere una constante vigilancia de las mismas, para mantener su delicado equilibrio biopsicosocial.

En el futuro hacia una buena salud post Covid-19, estas residencias deberían estar perfectamente integradas en el sistema nacional de salud, con una relación permanente con el centro de atención primaria a la que los residentes estén adscritos, así como a su hospital de referencia, al que deben derivar los pacientes ante cualquier complicación. Los actuales y futuros sistemas de información deberían evitar desplazamientos de estos residentes, así como mantener actualizada e integrada su historia clínica para facilitar su atención en cualquier dispositivo asistencial de su área de salud.

El cambio hacia la buena salud post Covid-19

Estas propuestas requerirán notables cambios y diferentes comportamientos de los principales actores involucrados: Políticos, gestores, profesionales sanitarios y usuarios.

Desde la política

Los políticos centrales y autonómicos, principales responsables de los cambios a nivel macro, deberán situar la atención a la salud como un proyecto de estado. Una opción que lo desvincule del gobierno de turno, independiente del signo político del mismo, única forma de llevar a cabo las acciones necesarias para los cambios que conllevarán varias legislaturas.

Desde la gestión

Los gestores se deberían designar en función de su competencia y experiencia profesional, desvinculándolos de su afinidad política, con una orientación de su gestión hacia los resultados en salud.

Desde la sanidad

Las y los profesionales sanitarios, principal activo del sistema de salud, deberán adaptarse a la flexibilidad que requiere la introducción de las nuevas tecnologías, la integración de las estructuras de atención, las nuevas modalidades de contratación y tipologías de los nuevos profesionales, dejando atrás el corporativismo. Deberán entender que su reconocimiento profesional y económico debería ser en el futuro en función del valor añadido que aporten a su organización, huyendo de igualitarismos trasnochados.

Desde la ciudadanía

Las y los ciudadanos, como objetivo principal del sistema de atención a la salud, deberán participar más activamente en el mantenimiento de su salud. Una participación que implica responsabilizarse de su autocuidado, adoptar unos hábitos de vida saludables y un comportamiento que ayude a mejorar los determinantes de su salud, corresponsabilizándose en el mantenimiento de la misma. (7)

Para llevar a cabo estos proyectos, muchos de ellos disruptivos, además de los cambios en los protagonistas que acabamos de comentar, requerirá una notable inversión y mayor gasto corriente. Aunque esto podría llevar a la insostenibilidad del sistema, considero que esta hipotética situación debería compensarse con la generación de la riqueza social y económica que la buena salud post Covid-19 crearía en nuestro país.

Bibliografía:

1.- Comparecencia de la Dra. Beatríz Gonzaléz Lopéz-Valcárcel ante la Comisión de Trabajo, Sanidad y Salud del Comité de Restructuración del Congreso de los Diputados. Junio 2020.  ( https://app.congreso.es/v/14651399 )

2.- Comunicado de la Sociedad Catalana de Gestó Sanitaria. Impacto de la pandémia del COVID-19 a les organitzacions sanitaries. Barcelona 4 de junio 2020.

3 .-  Ortún V. y Bohigas Ll. Profilaxis de la “desarmotizació” del Sistema Nacional de Salut. Revista de economía de Catalunya. Marzo 2020

4.- Colomer M. J. Free Hospital. 19 Abril 2020. https://www.linkedin.com/pulse/free-hospital-jordi-colomer-mascaró/

5.- Villalobos H. J. El futuro de las organizaciones de atención a la salud. Agathos. Atención socio sanitaria y Bienestar. 2017, nº 2, 30-51.

6.- Villalobos H.J.  Las residencias de mayores en el ojo del huracán. Blog de los Estudios de Ciencias de la Salud de la Universitat Oberta de Cataluña. 25 Mayo 2020.(  http://blogs.uoc.edu/cienciasdelasalud/residencias-de-mayores-ojo-huracan-covid19/)

7.- Villalobos H. J. La necesaria reingeniería de nuestro sistema sanitario. La participación de los principales actores. Rev. Agathos, 2011, nº 3, 54-57.

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Autor / Autora
Julio Villalobos Hidalgo
Profesor de los Estudios de Ciencias de la Salud de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC). Doctor en Medicina y Cirugía. Ingeniero Industrial Ph.D. Especialista en Medicina Intensiva. Diplomado en Sanidad y Gerencia de Hospitales.
Comentarios
VIRGINIA01/11/2020 a las 11:05 PM

Un adecuado autocuidado exige una educación sanitaria básica de la población en la que están implicados todos los agentes sanitarios, tanto las autoridades como los profesionales; en este sentido, el farmacéutico y la farmacia comunitaria tiene una particular responsabilidad, dada su situación privilegiada de accesibilidad a los pacientes y al conjunto de la población, así como por su condición de experto del medicamento. Un autocuidado racional y seguro se fundamenta en un ciudadano bien informado y debidamente asesorado para que pueda asumir con garantías la responsabilidad sobre su propia salud, adoptando las decisiones con criterio riguroso y actual.

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clinica dental badajoz26/12/2020 a las 12:16 AM

Creo que la pandemia traera un cambio de paradigma en la mayoria de los sistemas sanitarios de los paises ya que creo que este tyipo de pandemias seran mas comunes en un futuro no tan lejano.

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