“El libro Psicología de la alimentación trata sobre los aspectos psicológicos y emocionales que determinan nuestra conducta alimentaria”

19/07/2021
Psicología de la alimentación

Las profesoras colaboradoras del máster universitario en Nutrición y Salud de los Estudios de Ciencias de la Salud de la UOC Andrea Arroyo Fernandez y Gina Lladó Jordán acaban de publicar el libro Psicología de la alimentación. Una obra que trata sobre aspectos generales vinculados a la psicología de la alimentación como, por ejemplo, la motivación en los hábitos alimentarios o los aspectos vinculados a los trastornos de la conducta alimentaria (TCA).

Desde Salud Con Ciencia las entrevistamos para conocer las claves del libro, así como reflexionar sobre aspectos relacionados con el campo de la nutrición.

¿Cómo surgió la idea de escribir y editar el libro Psicología de la alimentación?

Gina y Andrea: Nos conocimos precisamente en la UOC puesto que las dos éramos profesoras del módulo de TCA. De ahí nacieron muchas cosas, este libro, un gran desarrollo profesional lleno de proyectos en común y una amistad más allá de lo profesional. Escribir el libro fue idea de Andrea puesto que por su práctica clínica y su experiencia profesional sabía que era un tema que era vital abordar, todo ello sumado a que los planes académicos de distintas universidades, cada vez estaban y están más interesados en incorporar este tipo de conocimiento en las distintas carreras vinculadas como el Grado de Nutrición, algunos másters sobre el ámbito, etc. Eran múltiples las peticiones que recibíamos y seguimos recibiendo de estudiantes interesados en el ámbito de la psicología aplicada a la alimentación, que deseaban saber lecturas complementarias y recomendadas para profundizar en el tema. Y así es como surgió esta magnífica idea convertida en proyecto literario. Además era importante acercarlo a la población y a los estudiantes puesto que sobre ello había o libros demasiado técnicos o tan siquiera nada escrito relacionado. Por ello quisimos que esta obra fuera cercana y concisa pero siempre con una base científica y ejemplos clarificadores.

¿Qué es la psicología de la alimentación?

Andrea: Pese a que la psicología aplicada a la alimentación no cuenta a día de hoy como una especialidad reconocida ni reglada, lo cierto es que el proceso de la alimentación es un proceso voluntario, a diferencia de la nutrición que no lo es, y como tal, intervienen multitud de factores que influyen directamente en modularlo. Entre todos estos factores, destacamos los aspectos psicológicos y emocionales que a diario determinan nuestra conducta alimentaria e intervienen en nuestras elecciones alimentarias. Pese a que tienden a pasar desapercibidos o más desapercibidos que otros, no por ello son menos importantes.

Un estudio reciente liderado por investigadoras de la UOC apuntaba que la alimentación de adolescentes de posiciones socioeconómicas desfavorecidas empeoró durante el confinamiento. ¿De qué manera la posición socioecónomica impacta en la alimentación de las personas?

Andrea: Existen multitud de publicaciones donde se sustenta una fuerte evidencia científica en la relación directa entre la alimentación y el estatus socioeconómico, y a su vez, entre un mayor riesgo de desarrollar sobrepeso y obesidad en relación a niveles socioeconómicos bajos o contextos desfavorecidos.

La alimentación es un proceso voluntario, a diferencia de la nutrición que no lo es, y como tal, intervienen multitud de factores que influyen directamente en modularla.

En el libro hacéis referencia a la etiopatogenia de los TCA. ¿Qué es y en qué se diferencia de las otras enfermedades mentales?

Gina y Andrea: Los TCA son enfermedades mentales y, como cualquier enfermedad mental, son multicausales y de gran complejidad. Lo que diferencia claramente a los TCA de las otras enfermedades mentales es la presencia de alteraciones de carácter nutricional y emocional. Alteraciones que además, por sus consecuencias, hacen que estos trastornos ganen gravedad en su evolución, mantenimiento y tratamiento. Como he indicado son multifactoriales y, por lo tanto,  el modelo etiopatogénico más aceptado y que más se ajusta es el que considera que los TCA son consecuencia de la interacción de múltiples factores considerándolos un fenómeno bio-psico-socio-cultural.

¿Podríais hablarnos de algunos de los factores que intervienen en la etiopatogenia de los TCA?

Gina y Andrea: Por tratar de resumirlo un poco, a nivel biológico podríamos destacar fundamentalmente la genética y el género biológico; a nivel psicológico el carácter, función cerebral, personalidad y estado anímico; además de características intraindividuales como el tipo de apego, la historia de vida y la existencia de experiencias potencialmente traumáticas ( abusos, pérdidas no resueltas, etc) y a nivel social-cultural los patrones familiares, la estigmatización de la obesidad y el ideal de belleza, ligado al culto al cuerpo especialmente instaurado en el colectivo de la mujer y el sexo femenino. A este último, hoy en día, podríamos incluir también el impacto de las redes sociales.

¿En qué consiste el tratamiento de un TCA?

Andrea: El tratamiento de un TCA debe ser global, adaptado, individualizado a cada caso, y sobretodo, multidisciplinar. Dentro de esta visión multidisciplinar, el psicólogo es una de las principales figuras asistenciales para hacer frente a todas las dificultades que se encuentran en la raíz o base de un problema como es un TCA.

El aislamiento durante la pandemia ha multiplicado los casos de anorexia y bulimia. ¿Qué impacto tienen las redes sociales e Internet en el desarrollo de TCA?

Gina: Las redes sociales e internet impactan de forma directa, eso es innegable. Como indicamos en el libro, algunos estudios revelan que cerca del 60% de las pacientes con anorexia y bulimia nerviosas realizaron una primera búsqueda en internet sobre contenidos no saludables que incluyen, entre otros, procedimientos para adelgazar rápidamente. Centrándonos directamente con los TCA y la pandemia, en un estudio liderado por mí en el que se realizó un análisis mediante la herramienta de Google Trends revisando un total de 19 combinaciones de palabras relacionadas con los TCA y la apología de estos, se observó un claro incremento de búsquedas de vinculadas a los TCA (41.63%) durante la pandemia en comparación con los años anteriores.

Durante la pandemia las búsquedas vinculadas a los TCA incrementaron en un 41,63%.

Es un incremento notable. ¿Qué lectura debemos hacer de estos datos?

Gina: Teniendo en cuenta que una de las piezas clave de los TCA es la insatisfacción corporal y el ideal de belleza, un mundo como el de las redes sociales en el que, por lo general, solo se publica lo “bonito” y que está inundado de personas perfectas e irreales solo ayuda a incrementar esa insatisfacción. Más aún si el usuario es una adolescente puesto que el prototipo de afecto de TCA son a día de hoy las chicas adolescentes o adultas jóvenes. Si a todo ello le sumamos el estrés y el impacto a nivel psicológico que supone un confinamiento y una pandemia mundial y que, durante ese periodo, la única forma de relacionarse es la modalidad virtual, lo que hacemos es sumar más factores de riesgo.

¿Podríais indicarnos algún ejemplo?

Gina: Un claro ejemplo es la red de moda “TikTok”, que desde el confinamiento ha multiplicado sus usuarios. En ese sentido los colectivos Pro-Ana y Pro-Mia (comunidades que hacen apología de los TCA) también “se han sumado a la moda” mediante vídeos de apología a los TCA. Un estudio que lideré sobre recursos Pro-Ana y Pro-Mia en TikTok reveló que un 68,75% de los perfiles fueron creados a partir del confinamiento, el 56,25% presentaba más de 500 seguidores y un 68,75% más de 3000 “me gusta”. Además el 43,75% tenía más de un 30% de contenido que hacía apología a TCA, el 18,75% promovía challenges para retar a los usuarios a conseguir sus objetivos insanos.

¿Cómo de peligroso es que una persona con uno de estos trastornos encuentre este tipo de comunidades de apoyo en el entorno digital?

Gina: Es muy peligroso y no solo por lo fácil que es encontrar o acceder a esos recursos, sino porque a ello se le añade la pertenencia a grupos o “comunidades” de iguales en un momento en el que “nadie te entiende” y “nadie te apoya”. Por lo tanto, los usuarios llegan a un entorno que para ellos es reconfortante a la vez que promueven los TCA como un estilo de vida presentando recursos para alentar, apoyar y motivar a los seguidores con el fin de que sigan con sus esfuerzos manteniendo el trastorno o para que se inicien en el mismo.

Además, utilizan una forma propia de comunicarse y realizan los retos y “concursos” mencionados anteriormente, que actúan como motivación, como propósito. Por otro lado, son colectivos que se adaptan a las tendencias, inicialmente era habitual el uso de los blogs y actualmente están presentes fundamentalmente en redes sociales, WhatsApp o Telegram, cambio que las convierte en un recurso más cercano, adictivo y difícil de controlar.

Las decisiones alimentarias deben sustentarse bajo un criterio de tolerancia y flexibilidad, huyendo de la toma de decisiones demasiado rígidas.

Una vez una persona supera un TCA, ¿qué puede hacer para mantenerse en las redes sociales?

Andrea: Darles un uso adecuado y responsable, siendo consciente de sus límites y de cuando el uso sobrepasa la barrera de que la exposición se pueda volver en su contra y perjudicarle, o bien, en definitiva, cuando su uso le pueda comprometer algún inconveniente o efecto colateral indeseado o negativo. En el contexto de la superación de un TCA, el uso de redes suele ser muy distinto al previo a la enfermedad.

Para finalizar, ¿nos podríais dar algún consejo que nos pueda ayudar a tomar decisiones alimentarias saludables?

Andrea: Un primer consejo sería que las decisiones alimentarias se deben sustentar bajo un criterio de tolerancia y flexibilidad, huyendo de la toma decisiones dicotómicas, de “todo o nada” o demasiado rígidas. Esta flexibilidad también va muy ligada tanto al respeto hacia uno mismo, hacia la salud y por ende, hacia el autocuidado de uno mismo. Por otro lado, otro consejo útil es hacernos con un pequeño abanico de recursos que nos sirvan para protegernos en determinadas situaciones o momentos de la agresividad de la publicidad emocional y las estrategias tan competitivas que a diario recibimos en forma de inputs, etc. En numerosas ocasiones no somos conscientes pero fácilmente logran que acabemos decidiendo lo que ellos quieren y en base a sus intereses, que dista mucho de decidir desde nuestra propia libertad.

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